Los colores y las relaciones humanas (I)
El azul para la tristeza, el rojo para la ira, el morado para el miedo, el verde para el asco y el amarillo para la alegría. Así se representan las emociones en la película Inside out –Al revés en castellano-, donde se habla de las cinco emociones que viven en el interior de una niña y cómo compiten entre ellas. ¿Crees que elección de cada color para cada emoción es al azar? ¡Hoy te contamos que no!
Desde Setimpres, queremos hablarte de los colores, de su psicología y de cómo pueden influir en las relaciones humanas. Antes de nada, debes saber que prácticamente todos los colores tienen una vertiente positiva y otra negativa. ¡Empezaremos con los cuatro primeros colores!
- Azul. Indica tranquilidad, relajación y seguridad. Se asocia con el cielo y el agua, por lo que también transmite frescura y calma. Es sinónimo de confianza y serenidad, pero su sobreexposición conlleva estados de tristeza, melancolía y fatiga. Lo ideal es combinarlo con colores cálidos.
- Amarillo. Transmite felicidad, alegría y vitalidad. Una persona que viste o lleva amarillo siempre se diferenciará del resto y dará sensación de creatividad, inteligencia y sabiduría. Se asocia con la luz y el oro, por lo que suele relacionarse con la riqueza, el poder y la abundancia. En su vertiente negativa, puede simbolizar ira, envidia, celos y traición.
- Negro. Este color puede simbolizar desde la oscuridad hasta la clase y la elegancia. En su vertiente más positiva, encontramos valores como el respeto, la propiedad, el lujo y la seguridad. Sin embargo, en su lado negativo, encontraremos el dolor, la desesperación, lo oculto y la melancolía. Utilízalo siempre con mucha conciencia, ya que es un color que transmite o sensaciones muy buenas o muy malas.
- Rojo. Además de ser el color del amor y la pasión, el rojo se relaciona con el liderazgo, el deseo, la energía y la revolución. Se asocia con personas muy extrovertidas, lanzadas e impulsivas que tienen cierta influencia sobre los demás. En su vertiente negativa y por su relación con la sangre, tiene que ver con la agresividad, la ira y las sensaciones demasiado extremas.